La Lengua
Se preguntarán, que la imágen no tiene nada que ver con el título. Pueda que a simple vista no, pero cuando comiences a leer esta reflexión te darás cuenta que en verdad, la imágen tiene mucho que ver, al menos de lo que te voy a hablar a travez de este post.
Primero quiero que mires la imágen y asimiles lo que quiero transmitir, pues de lo que voy a hablar es algo muy delicado el cual Dios nos enseña a travez del libro de Santiago capítulo 3. El apostol Santiago, revela algo intimidante y preocupante, claro, debemos tener el entendimiento de lo que Dios quiere enseñarnos, pues si no entendemos, en el peor de los casos podemos hasta llegar a creer que seremos desechados por Dios.
De una fuente no puede manar dos aguas.
Después de haber leído este título, quizás ya empieces a unir eslabones y tener una mejor ilustración de lo que voy a transmitirte a travez de esta reflexión.
Ahora, imaginemnos que la fuente que está saliendo el agua es la lengua y que el agua que sale de la fuente son las palabras que salen de nuestra boca. Bien, entonces imaginemos este cuadro que voy a decir a continuación:
El chico está tomando del agua que sale de la fuente, porque es agua potable, el agua que ellos tienen acta para consumir. Ahora bien, imaginemos que el agua salga negra, ¿Podrá ser consumida? En el caso de la imágen, quizas no sea la mejor agua, que no tenga la suficiente potabilidad, pero estoy seguro que si el agua que está saliendo fuese aguas negras, entonces no sería potable para ellos.
En el caso de la lengua, ocurre similar a una fuente. Como te había dicho, imaginemos que ;la lengua es una fuente y que las palabras son el agua que fluye a traves de aquella fuente, ¿Podrá ser consumida si son palabras ofencivas? sabemos que no! en cambio si son buenas palabras, estarán actas para ser consumidas por los demás.
La lengua, miembro indomable.
El apostol Santiago nos habla en su capítulo 3 que la lengua es un miembro incapaz de ser domado, que aquel que sea capaz de lograrlo, es varón perfecto. También Santiago nos dice que todos, sin excepción, ofendemos, osea, que nadie es perfecto.
Todos estamos claro que en algun momento de nuestras vidas, hemos ofendido, y mientras haya vida en nosotros, diremos algo ofensivo. Ojo con esto, no es lo mismo decir algo ofensivo, a que la persona se ofenda con lo que dije, pues hay personas que pueden ofenderse por una corrección o un llamado a la atención, etc. Pero en este caso, podemos entender que Santiago no está hablando de una persona sentimental que se ofende por cualquier palabra, está hablando de que todos sin excepción tenemos un mal que no puede ser domado, y este es la lengua que ofende en palabras.
En el verso 9 y 10 de Santiago capítulo 3 dice:
9-Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.
10-De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, no debe ser así.
Resulta un poco complicado entender a Santiago, pues dice primero que la lengua es un miembro indomable que nadie ha podido domar ni podrá, claro, salvo nuestro Señor Jesucristo, el fue perfecto, entonces luego más adelante después de haber dicho que la lengua es indomable, nos dice que no puede ser así.
La clave está en lo que dice primero. El apostol Santiago está hablando primero de ofensas, lo cual me lleva a deducir esto.
Voy a parafrasear un poco como si fuese Santiago que estubiese hablando. Hermanos, yo se que la lengua es un miembro que no puede ser domado, lo sé porque aquél que lo haga es varón perfecto, pero ningún hombre puede domarla porque es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Entiendo que en algún momento diremos alguna palabra ofensiva, es normal, tenemos un miembro ofensivo que no tiene forma de ser corregido. Ahora bien, lo que no puede estar sucediendo es, que con la misma lengua que bendecimos, maldecir a nuestros hermanos que son a semejanza de Dios, esto no puede seguir pasando.
Hermanos, no es lo mismo que yo le ofenda en palabras a que con la misma lengua que profeso bendición, maldecir a mis semejantes.
Debemos entender, que las ofensas vienen por un impulso, quizás alguien nos hizo enojar y no pudimos refrenar nuestra lengua, lo cual Dios lo entiende, claro debemos proceder al perdón de quien hemos ofendido, pero lo que no puede suceder es que echemos maldición a nuestros semejantes, porque de la abundancia del corazón habla la boca, esto significa que una maldición sale del corazón, más una ofensa viene de un enojo, poca tolerancia o poca paciencia hacia una persona, pero las maldiciones bienen de personas con raíz de amargura, personas con rencor, personas con egoismo, personas con envidia y ávaros.
Por eso es necesario llenarnos del Santo Evangelio, porque el corazón es como un baúl que almacena todo, si almacenamos cosas buenas, diremos cosas buenas, esto no quiere decir que en algún momento no vayampos a ofender a alguien, pero seguro estoy, que si estamos llenos del Espíritu a travez de la Palabra, bendiciones en abundancia saldrán de nuestra boca.
Gracias por visitar nuestro blog, espero y esta reflexión te haya sssido de bendición.
La Paz del Señor
Dios te bendiga
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